2.- Alimentos aliados para reducir el riesgo de cáncer
Cáncer
y hábitos alimentarios. Las causas del cáncer son muy complejas (genética...) y los avances de la medicina no han logrado
esclarecer muchos aspectos. Sin embargo, cada vez se echa más luz sobre la incidencia de algunos factores (ambientales, dietas
deficientes, tabaco, exposiciones al sol.). Cerca del 35 por ciento de las muertes de cáncer en los Estados Unidos se relacionan
con hábitos no saludables de alimentación. Tenga presente que ningún alimento puede prevenir el cáncer, pero usted puede reducir
el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer simplemente cambiando sus hábitos de comer. La dieta es uno de varios factores
que puedan afectar al riesgo de contraer cáncer y es uno de los riesgos que usted puede controlar. De entrada siga la receta
de una dieta baja en grasas y alta en cereales, frutas y vegetales con fibra
Lista
de algunos alimentos
Brócoli
Ajo
Cebolla
Romero
Soja
Té
verde y Té verde y cáncer
Tomate
Yogurt
Las investigaciones más recientes prueban la importancia de los
llamados radicales libres que se contrarrestan con las ayuda de los antioxidantes muy ligados a las frutas y verduras.
Entre
los antioxidantes están la vitamina C, la vitamina E y el betacaroteno (Noticia El Mundo). También la fibra es un buen aliado
aunque algunas investigaciones recientes lo cuestionen (Noticia The Guardian).
Otros muchos alimentos (Arándano Azul, Aguacate, Remolacha, Pimiento,
Naranjas, Zanahorias...) también son ricos en antioxidantes, vitamina C... propiciando efectos favorables en contra de esta
enfermedad. Ver también Hierbas.




3.- Vitaminas como escudo anticanceroso
A
diferencia de los carbohidratos, grasas y proteínas, las vitaminas no constituyen una fuente energética, sino que sirven como
modelos químicos para enzimas relacionadas con el funcionamiento metabólico, la producción de células, la reparación de tejidos
y otros procesos vitales.
La
vitamina C, y precursores de la vitamina A como los beta-carotenos, son antioxidantes, de ahí que se consideren como protectores
de la oxidación de las células, y con ello de enfermedades degenerativas como el cáncer.
La
vitamina C o ácido ascórbico ha sido ampliamente documentada. Hoy se conoce como la vitamina del estrés por su asociación
con todos los procesos relacionados con el estrés metabólico. Como escudo antioxidante sus necesidades son superiores al resto
de las vitaminas, que con solo unos miligramos cumplen con estas funciones.
La
vitamina C se halla en vegetales como el bróculi, pepino, col, tomate y pimiento. Estos dos últimos deben consumirse crudos
y bien rojos. En frutas se localiza en cítricos, frutabomba, melón y guayaba.
En
la prevención del cáncer están unidas la vitamina C y E, con la particularidad de que esta última se encuentra dentro de las
liposolubles. Por consiguiente, todos los alimentos que contengan grasas o aceites serán buenos vehículos para esta vitamina.
Solo es sintetizada por los vegetales, que constituyen su fuente primaria.
La
vitamina E se halla en alimentos como el germen de trigo, maíz, frutos secos, cereales, semillas oleaginosas, aceitunas, espinacas
y otras hortalizas de hojas verdes, y aceites vegetales como el de maíz, oliva, girasol y soya, fundamentalmente. Este último
es uno de los que más cantidades de vitamina E aportan por gramo.
En
el caso de la vitamina A, numerosas historias se han tejido alrededor de su importancia en la dieta y en la prevención de
muchas enfermedades, como el cáncer.
La
vitamina A o retinol es una vitamina de origen animal. Se fabrica en el cuerpo humano a partir de la pro-vitamina A o beta-caroteno
(forma vegetal de la vitamina). El beta-caroteno se transforma en retinol en el cuerpo humano cuando este lo requiere. Nosotros
ingerimos el beta-caroteno en los vegetales o la vitamina A ya formada en los alimentos de origen animal.
Las mejores
fuentes de beta-caroteno son la zanahoria, acelga, espinaca y otros vegetales verdes, rojos, naranjas y amarillos, consumidos
frescos y crudos.




4.- La Micología al servicio de la salud
y contra el Cáncer.
Hay hongos comestibles y hongos medicinales, explica, y los científicos
han demostrado la capacidad de varias especies del reino “fungi” para combatir el cáncer.
Aquí, a diferencia de los casos anteriores, no hay protocolos
de investigación. En realidad, no hay una investigación en el sentido estricto del término, pero Alies y Corona aseguran que
sus infusiones de hongos han ayudado a pacientes desahuciados a recuperar la salud.
recomendamos el hongo mas comun por su alto contenido de aminoacidos
naturales como el champiñon dos veces por semana. igualmente para el cancer de colon , pulmon y garganta el micro-organismo
del bacter.
http:
“Por sus propiedades citotóxicas –prosigue-, los hongos
elevan el sistema inmunológico, elevan las defensas, los linfocitos, eso usted lo puede probar con una persona que tiene cáncer:
cuando usted le da los hongos a la semana tiene los niveles de defensa elevados”.




5.- Estrés y cáncer
Estrés y mala nutrición disparan cáncer de mama en
China. La tendencia ha impulsado a las autoridades sanitarias chinas y a numerosas asociaciones contra esta enfermedad a solicitar
una mayor atención al problema.
La incidencia del cáncer de mama registra una preocupante
tendencia al alza en China, donde la adopción de una dieta alimenticia occidental, el mayor ajetreo del ritmo de vida y el
estrés laboral han desembocado en 200.000 nuevos casos anuales, informó el diario "China Daily".
Xu Guangwei, director honorario de la Asociación China
contra el Cáncer y la Fundación para la Prevención del Cáncer de Mama, declaró al rotativo que la cifra total de mujeres que
arrastran un cáncer de mama roza los dos millones de personas.
En comparación con el aumento moderado del cáncer
de mama en los países occidentales, la incidencia de esta enfermedad en China se ha disparado y Shangai registra el mayor
número de muertes. Allí, en la década de los años setenta del siglo pasado, diecisiete de cada 100.000 mujeres sufrían
cáncer de mama, una cifra que se ha elevado hasta las 60 féminas desde entonces, según cifras del centro para el control de
enfermedades de Shangai.
Asimismo, Xu advirtió al rotativo que "las chinas
jóvenes tienen ahora más riesgo de contraer cáncer de mama".




6.- Azúcar en sangre, riesgo de cáncer
Las
mujeres con altos niveles de azúcar en la sangre corren mayor riesgo de contraer cáncer, según un estudio publicado en Suecia,
que ha comprobado una mayor incidencia del cáncer de páncreas, piel, útero y conducto urinario en personas con elevados niveles
de glucosa.
Sin
embargo, expertos en diabetes dicen que se necesita más evidencias para poder confirmar dicha asociación. El estudio coincide
con otras investigaciones que relacionan a las comidas con altos niveles de grasa y carbohidratos, con los riesgos de contraer
cáncer al seno.
Tanto
la diabetes como una dieta basada en hidratos de carbono, producen altos niveles de azúcar en la sangre. El estudio determinó
que aquellas mujeres que obtuvieron las lecturas más altas de niveles de sangre, tienen un 26% más de probabilidad de contraer
cáncer que aquellas que obtuvieron las lecturas más bajas.
La
investigación forma parte de un estudio integral de salud en Suecia conocido como el "Proyecto de Intervención Vasterbotten".
A mediados de la década de los 80, se invitaron a cerca de 64,500 participantes, cuyos rangos de edad oscilaban entre los
40 a 60 años. La recolección de datos duró 13 años, y en ese período se detectaron 2.478 casos de cáncer.
El
estudio también encontró evidencia clara de un aumento de casos de hipoglucemia, (niveles inusualmente altos de azúcar en
la sangre), conforme el aumento de edad. El jefe de la investigación, el doctor Par Stattin, dijo que:
"Las
estadísticas muestran un riesgo significante en las mujeres, más no así en los varones".
Aparentemente,
los niveles altos de azúcar en la sangre de los hombres los protegen del cáncer a la próstata, pero no de manera significativa. Mantener un peso saludable puede favorecer la prevención del cáncer.




7.- Productos Naturales y Remedios
Estudios demuestran que del 100% de productos naturales que hay en el mercado un 60%
son placebos y no tienen ningún efecto contra el cáncer el otro 25 % no contiene ni siquiera la sustancia activa que dicen
vender osea que dicen que venden algo y resulta ser que es otra cosa.
Nos queda un 10% el cual no tiene la calidad y control adecuado para su venta además
que no existen estudios reales sobre sus beneficios contra el cancer.
Muchos de estos productos ofrecen la cura inclusive contra el cancer de huesos el
cual no es curable hoy en dia siendo este uno de los peores tipos de cancer que existen.
Por ultimo el 5% restante son productos caros pero buenos ya que la producción de
estas plantas esta controlada por al industria farmacéutica que son monopolios que acaparan toda la sustancia activa.
Ejemplo la empresa Info-neem solo puede comercializar el 0.02% de la producción de
neem
Por que el resto del producto esta ligado a la industria farmacéutica.
La empresa neo-mexico solo puede comercializar el 0.01% del graviola ya que tambien
se encuentra acaparada por la industria farmacéutica y por ultimo
La empresa Venres comercializaba el 3% de taxol ahora a tenido que cerrar por que
la industria farmaceutica acaparo en un 100% la explotación de esta planta con la cual se porduce taxol. quimico muy usado
en las quimioterapias.
Los casos como la graviola, neem y el taxus son ejemplos caros del mercado creciente
de pacientes con cancer. y de las politicas monopólicas de las grandes industrias farmacéuticas.




8.- Beneficios del ejercicio para pacientes con cáncer .
Uno de los conceptos más difíciles al convencer a los pacientes de cáncer,
es que el ejercicio puede ayudarles a superar la sensación de fatiga. La mayoría de los pacientes rápidamente estarán en desacuerdo
porque están demasiado cansados para realizar siquiera actividades diarias normales. El ejercicio ha demostrado, en muchos
estudios previos, que juega un papel más preventivo en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer (10,13,23,27). Este concepto
es ya conocido, ¿pero qué pasa con los beneficios del ejercicio para los pacientes que ya padecen de cáncer?.
Numerosos estudios (9,12,15,16,21,26,37) han sugerido que el ejercicio,
desde intensidades suaves a moderadas, tiene muchos beneficios para personas con cáncer. Algunos de estos beneficios incluyen:
incrementos en la función cardiovascular, pulmonar y muscular ( a raíz de un incremento en el consumo de oxigeno), volumen
de eyección cardiaca, volumen minuto cardiaco, vascularización muscular, circulación linfática, ritmo metabólico, tono muscular,
fuerza, coordinación y balance (28). Durante el tratamiento contra el cáncer, la quimioterapia, radiación o cirugía puede
causar efectos duraderos (secundarios) a varios tejidos biológicos. Los beneficios del ejercicio para los sistemas cardiovascular,
pulmonar, musculoesquelético y endocrino son discutidos brevemente a continuación.
Durante el ejercicio, el corazón bombea volúmenes de sangre incrementados
para suplir oxigeno y nutrientes y remover dióxido de carbono y desechos metabólicos; el sistema respiratorio maneja una carga
de trabajo incrementada, intercambiando oxigeno y dióxido de carbono entre la sangre y la atmósfera. El sistema nervioso y
varias hormonas también tienen importantes roles: integrar la respuesta del cuerpo al ejercicio y regular los cambios metabólicos
que ocurren en el músculo y otros tejidos (19). El ejercicio parece influenciar las defensas huéspedes contra infecciones
virales y cancerígenas. El ejercicio también provoca una liberación de varias citokinas involucradas en la resistencia contra
tumores, lo cual también puede influenciar la actividad de las células citotóxicas.
Más aún, el stress influye en la resistencia al crecimiento de tumores
y algunas hormonas de stress liberadas durante el ejercicio, como las corticoesteroides o catecolaminas, pueden modular la
habilidad de las células inmunes para exterminar a las células tumorales (18). Por lo tanto, puede ser postulado que el ejercicio
puede influenciar las defensas huéspedes contra el crecimiento tumoral, vía directa o indirecta, modulando la actividad de
las células citotóxicas. La mayoría de los estudios en este área se han centrado en las células asesinas naturales (NK - Natural
Killers), con relativamente menos atención prestada a los efectos del ejercicio en los linfocitos T citotóxicos y monocitos
citotóxicos (18).
La declinación en la capacidad funcional experimentada por 1/3 o más de
los pacientes con cáncer, sin importar la etapa en la que se encuentre la enfermedad, puede ser atribuido a condiciones hipocinéticas
desarrolladas por prolongada inactividad física. Esta condición hipocinética puede causar la reducción de la eficiencia de
los sistemas energéticos (vías metabólicas) lo cual puede disminuir la asimilación de sustratos energéticos por el cuerpo
que son esenciales para la realización de tareas diarias. La condición hipocinética también puede tener algunos efectos en
los niveles hormonales, lo cual puede llevar a un mayor desbalance homeostático.
Estas modificaciones que pueden ocurrir debido a la inactividad física pueden llevar
a un malfuncionamiento de varios sistemas en el organismo, lo cual puede ser también correlacionado con los altos niveles
de fatiga experimentada por el paciente.
El
ejercicio ha sido sugerido por muchos investigadores (9,12,15,16,21,26,27) como una solución rehabilitativa para la perdida
energética en pacientes con cáncer. Definido como la contracción y relajación rítmica de grandes grupos musculares sobre un
periodo de tiempo prolongado, el ejercicio aeróbico ha demostrado ser capaz de mejorar las capacidades físicas en pacientes
con cáncer (13). En un estudio conducido por Dimeo y col. (13), el resultado más significativo fue que los pacientes experimentaron
una clara reducción de fatiga y pudieron sobrellevar actividades normales de la vida diaria sin limitaciones.
La mayoría de los pacientes con cáncer no son tan activos durante y después
del tratamiento como lo fueron antes del tratamiento o incluso antes de la diagnosis. Una reducción de las actividades físicas
causa atrofia muscular, cambios en las propiedades musculares y reducciones en la densidad ósea. La atrofia muscular y una
reducida densidad ósea pueden llevar a un nivel reducido de fuerza musculoesquelética y rendimiento y contribuye a un incremento
en el riesgo de fractura ósea y lesiones musculoesqueléticas (2). La atrofia musculoesquelética y los cambios en las propiedades
musculares contribuyen a una declinación en la eficiencia cardiovascular. Una declinación de la eficiencia cardiaca se refleja
en una frecuencia cardiaca y presión sanguínea incrementada en reposo y durante ejercicios de tipo submáximo. Una reducción
en la eficiencia cardiovascular combinada con elevaciones en los niveles de colesterol y disminución de los niveles de HDL,
debido a la inactividad física, contribuye a un perfil de riesgo cardiovascular incrementado (1).
Una declinación en la función pulmonar, debido a la inactividad física,
puede incluir una respuesta ventilatoria pesada, flujo de aire y función muscular disminuida y empeoramiento en el intercambio
de gases, producto de desajustes en la ventilación/perfusión y a una declinación en la difusión que predispone a las personas
a enfermedades respiratorias como la neumonía (2).
Algunas consideraciones (preocupaciones) clínicas iniciales acerca del
ejercicio para pacientes con cáncer incluyen: a) el incremento en la probabilidad de una fractura ósea patológica producto
de una integridad ósea comprometida, c) posible empeoramiento de cardiotoxicidad por quimioterapia y/o radiación, d) dolor
severo, nauseas y fatiga que puede ser intensificada por el ejercicio físico y e) la inhabilidad y/o pereza de los pacientes
con cáncer para tolerar el ejercicio dada su condición física y emocional deteriorada (11). A pesar de todas estas consideraciones
(preocupaciones), existe un cuerpo de evidencia creciente que muestra como el ejercicio puede beneficiar a pacientes con cáncer.
(9,12,15,16,21,26,27).
¿Puede
el ejercicio ayudar a revertir los efectos del tratamiento contra el cáncer?
Los beneficios cardiovasculares del ejercicio para pacientes con cáncer
han mostrado ser evidentes en pacientes que no han tenido signos de empeoramiento de la función cardiaca antes del tratamiento
contra el cáncer (14) En este estudio, ningún paciente del grupo en entrenamiento desarrollo signos clínicos de cardiotoxicidad
durante los 2 meses luego de la quimioterapia. Para mujeres con cáncer mamario, un programa de fitness que incluya ejercicio
aeróbico disminuirá el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis (20). Debido a que el tratamiento contra
el cáncer mamario usualmente termina con una disminución de las fuentes naturales o exógenas de estrógeno, estas mujeres enfrentan
un gran riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis.
El tratamiento contra el cáncer ha demostrado en algunos casos ser dañino
para el sistema cardiovascular. El corazón en un paciente cardiaco se vuelve menos eficiente en bombear sangre a los tejidos
y órganos, por tanto se compromete la habilidad de realizar tareas de la vida diaria y se alcanzan grandes niveles de fatiga.
El ejercicio físico puede promover un entrenamiento cardiovascular nuevamente, a través de actividades aeróbicas, permitiéndole
al corazón volverse más eficiente en la tarea de suministrar sangre al cuerpo y disminuir los niveles de fatiga experimentados
por el paciente.
Los beneficios pulmonares del ejercicio, en lo que respecta al daño provocado por
el tratamiento contra el cáncer, se relaciona con un incremento del volumen pulmonar, disminución del trabajo al respirar
y una habilidad incrementada para el intercambio gaseoso. El rendimiento atlético puede ser medido por medido de muchas variables
fisiológicas observadas en los entrenamientos. Sin embargo, la mayoría de las funciones pulmonares medidas no se aplican para
la predicción del rendimiento. No existe una relación substancial aparente entre el rendimiento atlético y la capacidad vital,
capacidad pulmonar total o volumen espiratorio forzado (17). La más útil adaptación es probablemente un incremento en la resistencia
de los músculos respiratorios. Cuando los músculos respiratorios se vuelven entrenados debido al ejercicio, el paciente experimentará
un alivio de la respiración pesada debido al hecho de que el gasto de energía por estos músculos disminuirá. También, un ritmo
de intercambio respiratorio mas eficiente podrá proporcionar una distribución más efectiva de oxigeno a los sistemas en el
cuerpo.
Dado el hecho que los alvéolos de los pacientes con cáncer están disminuidos
en número y comprometidos por un estrechamiento de las septas alveolares, los efectos del ejercicio en el sistema pulmonar
de los pacientes con cáncer no son conocidos. Una hipótesis es que los alvéolos se regeneran debido a un supuesto incremento
en el suministro de sangre a este órgano, sin embargo el estrechamiento de las septas no parece ser reversible
Los efectos laterales del tratamiento contra el cáncer en el sistema musculoesquelético
han demostrado mejorías fisiológicas gracias a la intervención mediante el ejercicio físico. La pérdida de masa corporal magra
que se reporta durante los tratamientos contra el cáncer no está bien explicada aún. Esta reducción de masa muscular puede
ser a causa de una reducción por cirugía, depleciones del tratamiento e inactividad durante la recuperación. Esta pérdida
de musculatura puede ser responsable del incremento en la necesidad de producir grandes cantidades de energía para producir
suficiente fuerza contráctil, requerida durante rendimientos energéticos o cuando se requiere sentarse y pararse (13,21,25).
El ejercicio puede estimular varios beneficios para el sistema musculoesquelético. Tales beneficios incluyen el desarrollo
de nuevas células saludables que remplazaran a las células saludables que murieron durante el tratamiento contra el cáncer.
Este proceso ha demostrado entregar a pacientes las ganancias en fuerza necesarias para realizar actividades diarias, más
motivación y energía y un incremento general en la calidad de vida.
El sistema endocrino parece ser un sistema biológico que sufre severas
consecuencias en lo que respecta al tratamiento contra el cáncer (principalmente radiación). Estas alteraciones pueden llevar
al paciente a experimentar futuras complicaciones en sistemas aparte del que ya esta comprometido por la enfermedad. Por ejemplo,
la disminución en la producción de la hormona tiroxina y triiodothyronine tiene efectos biológicos en el consumo de oxigeno,
el sistema nervioso central y periférico, músculo cardiaco y esquelético, metabolismo de los carbohidratos y del colesterol
y en el crecimiento y desarrollo (30). También, alteraciones en el metabolismo pueden potencialmente llevar a futuras complicaciones
cardiacas. Las complicaciones cardiacas pueden ocurrir debido a un incremento en la cantidad de colesterol debido a una disminución
del metabolismo de los carbohidratos
Las intervenciones a través del ejercicio pueden tener un importante rol
en volver a la normalidad (niveles previos al cáncer) los niveles hormonales. El ejercicio puede estimular la liberación de
hormonas que pudieron haber sido suprimidas, como también ayudar a incrementar la eficiencia de las vías metabólicas que fueron
comprometidas por el cáncer. Todas estas alteraciones que pueden ocurrir con la intervención del ejercicio pueden potencialmente
ayudar a los pacientes con cáncer a mejorar su capacidad funcional. Un mejoramiento del metabolismo, balance de fluidos, transporte
de oxigeno y funcionamiento del sistema nervioso central y periférico podrá crear una homeostasis general. Esta homeostasis
posiblemente podrá dar al paciente un estado de bienestar general.
Conclusión
El ejercicio puede ser uno de las más potentes intervenciones para pacientes
con cáncer, pero con este también se acompañan riesgos. No todos los ejercicios son creados igualmente. Para ser efectivo
y seguro, el ejercicio debe ser prescrito e incluir estos 5 criterios: 1) Estado del individuo, 2) Tipo de ejercicio, 3) Intensidad
del ejercicio, 4) Frecuencia del ejercicio y 5) Duración del ejercicio (5). El entrenamiento anaeróbico y aeróbico debe ser
un componente integral en el estilo de vida de las personas luchando contra el cáncer o de las personas recuperándose de este.
Debido
a que el periodo de latencia para algunas toxicidades es de varios años luego de completar el tratamiento, las consecuencias
de un daño permanente a lo largo de este periodo de tiempo son desconocidas (30). El ejercicio podría ser un vínculo fisiológico
que disminuya o incluso revierta los efectos de la quimioterapia, terapia de radiación y cirugía. Más investigaciones son
necesarias en el área del ejercicio como una forma de terapia para pacientes con cáncer. A pesar de esto, todos los hallazgos
de los estudios hasta ahora han mostrado que el ejerció moderado es benéfico para los pacientes con cáncer (incluyendo a los
sistemas cardiovascular, pulmonar, musculoesquelético y endocrino).
Entre los muchos síntomas asociados con cáncer y su tratamiento, la fatiga es uno de los
síntomas más prevalecientes y aún así la fatiga es la menos entendida. Conociendo clínicamente que el ejercicio ha ayudado
a aliviar algunas o todas las sensaciones de fatiga en pacientes con cáncer, permanece un futuro muy prometedor para los estudios
en esta área en los años venideros.




9.-.Quimioterapia para el cáncer
Otros
nombres: Medicamentos (o drogas) para tratar el cáncer, Quimioterapia
Normalmente,
las células crecen y mueren de manera controlada. Las células del cáncer se siguen formando sin control. La quimioterapia
es un tratamiento con fármacos que puede detener la multiplicación de estas células. Sin embargo, también puede dañar células
sanas, lo que produce efectos secundarios.
Es
posible que durante la quimioterapia no tenga efectos secundarios o que tenga sólo algunos. Los tipos de efectos secundarios
que tenga dependerán del tipo y la dosis de la quimioterapia que reciba. Los efectos secundarios varían, pero los más comunes
son nauseas, vómitos, cansancio, dolor y caída del cabello. Las células sanas suelen recuperarse después de la quimioterapia,
de modo que la mayoría de los efectos secundarios desaparece gradualmente.
El
curso del tratamiento dependerá del tipo de cáncer, de los fármacos usados en la quimioterapia, de las metas del tratamiento
y de la respuesta de su organismo. El tratamiento puede aplicarse todos los días, todas las semanas o todos los meses. Es
posible que haya pausas entre los tratamientos para que el cuerpo tenga la oportunidad de producir nuevas células sanas. Tal
vez deba tomar medicinas por vía oral, en inyecciones o en forma intravenosa.
Aspectos
generales
Las
complicaciones orales son comunes en pacientes tratados con quimioterapia o radioterapia dirigidas a la cabeza y el cuello.
La
cavidad oral es altamente vulnerable a los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia por diferentes razones.
La
quimioterapia y la radioterapia interrumpen la multiplicación rápida de células, como las células cancerígenas. Dado que las
células normales del revestimiento de la boca también se multiplican rápidamente, el tratamiento contra el cáncer evita la
multiplicación de las células de la boca, con lo cual se dificulta la reparación del tejido oral.
La
boca contiene cientos de bacterias distintas, algunas beneficiosas y otras dañinas. La quimioterapia y la radioterapia producen
cambios en el revestimiento de la boca y en la producción de saliva, y alteran el equilibrio saludable de las bacterias. Estas
modificaciones dan lugar a llagas, infecciones bucales y caries dentales.
El
uso normal de la boca, los dientes y mandíbulas produce desgaste y hace más difícil la curación.
Las
medidas preventivas pueden reducir la gravedad de las complicaciones orales.
Los
efectos secundarios orales pueden dificultar que un paciente reciba un tratamiento completo para el cáncer. Algunas veces
debe interrumpirse el tratamiento. La prevención y control de complicaciones orales mejorarán tanto la calidad de vida del
paciente como la eficacia del tratamiento del cáncer.La prevención y el control de las complicaciones orales afianzarán tanto
la calidad de vida del paciente como la eficacia del tratamiento contra el cáncer.
La
prevención y el tratamiento de las complicaciones orales del tratamiento contra el cáncer suponen la identificación del paciente
vulnerable, el inicio de las medidas preventivas antes de que comience el tratamiento contra el cáncer y el tratamiento de
las complicaciones tan pronto se manifiestan.
Cientificos han demostrado que el uso de plantas pre-quimio y post-quimioterapia
ayudan a evitar los efectos negativos de las mismas. han encontrado en el neem y la graviola unos grandes aliados contra esta
enfermedad.





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